viernes, 24 de octubre de 2008

Capítulo 30 " Escape de la granja hippie"


Era un día cualquiera en la mágica granja hippie. El viento apenas soplaba y los árboles hacían la ola suavemente al compás de tamboríl. Detrás de la casa se veía un arco iris que parecía pintado con aerosol, pues estaba allí todos los días, como Crónica, firme junto al pueblo.

Nuestra tarea aquella mañana consistía en arar todo un huerto para luego transplantar unos plantines biodinámicos que había preparado Pam. Teníamos que hacerlo sin falta esa semana ya que Jupiter y Neptuno estaban alineados con el cinturón de Orion y Canabis Mayor. Eran las 8 am y si bien todavía hacía un poco de frío, el sol empezaba a calentar el día y de a poco gotas de sudor aparecían en nuestras frentes.
Trabajábamos sin la compañía de Corky, que estaba en el colegio, ni del perro tuerto, que no nos vio salir de la casa y no nos siguió. Yo escuchaba al Polaco y a Nestor en Bloque con mi mp3 de 256 megas, y Stephane, como se había olvidado de cargar su Ipod de 80 gigas, aparentemente tenía ganas de charlar.
- Hasta cuando te vas a quedar en NZ? Tenés pensado hacer un viaje después? - me preguntó. Me saqué los auriculares, dejé la pala en suelo y aproveché la pausa para sentarme y descansar.
- Mi plan es el siguiente... quiero trabajar mucho y ahorrar unos 6 000 dólares, en Septiembre voy hasta Auckland y de ahí busco un velero que necesite tripulantes para ir a Asia. En Asia, mediante trenes, o de la forma que sea, voy hasta Europa, para así a fines de Septiembre visitar a dos muy buenos amigos, Joost en Holanda y Claire en Francia. Luego en Noviembre, si tengo suerte, voy a Estonia, al Mundial de Sumo. Y finalmente en Diciembre busco trabajo en un crucero transatlántico que vaya para Sudamérica. Tal vez me baje en Brasil y de ahí me tome un micro hasta Retiro. Una vez allí camino hasta el subte Línea C y voy hasta Diagonal Norte, donde combino con Línea B, para bajarme en Carlos Gardel. Luego camino 4 cuadras por Bustamante hasta Tucumán, y ya está. Ya estoy en mi casa.
- Guau. Lo tenés todo pensado. Parece un plan muy sólido.
- Así es. Y vos? - le pregunté.
- A mi me gustaría ir a Asia también, pero no se cuándo... Si querés podemos ir juntos, no?
- Claro, por qué no? Igualmente Asia es grande, a qué países querés ir?
- Sin duda, uno que tenemos que visitar es la India.
- Mmmm, te parece? - dije no muy convencido - No es medio sucio y muy pobre?
- Sí, pero es hermoso. Yo fui hace dos años y quedé fascinado.
- Con quién fuiste? - pregunté distraído.
- ... con mi novia... digo con mi ex novia. - este era un tema el cual no podíamos tocar. La novia lo había dejado el año anterior de la peor manera. Prácticamente por esa razón Stephane había realizado este viaje.
- A mi me gustaría visitar Laos - dije rápidamente cambiando de tema.
- Laos? Qué hay ahí?
- Me dijeron que hay un espectáculo con pelotitas de ping pong muy impresionante. Y además quiero ver el Everest.
- pero eso no está en Laos...
- ah, no? bueno, no tengo muy presente el mapa de Asia.
- El Everest está en Nepal
- Ahhh, sí. El país que en vez de bandera tiene un banderín.
- Sí, el mismo. Y más que un país parece un club de béisbol. - y así nos quedamos como una hora parloteando a que lugares podríamos ir y fantaseando de la peor manera ya que el delirio se retroalimenta.
- Entonces si queremos ir a Asia y vos después a Europa, tenemos que conseguir trabajo ya, y trabajar los 7 días de la semana a conciencia - concluyó el francés
- Estoy de acuerdo. Ya mismo vamos a Wellington a un ciber a buscar trabajo! Y vamos corriendo o como sea!

Fuimos a hablar con Bruce y le comentamos que necesitábamos ir a la ciudad.
- Disculpen chicos, yo los llevaría pero ahora mismo tengo que usar la camioneta para ir a buscar a Corky al colegio.
- A cuánto está Wellington?
- 40 km
- Bueno, vamos corriendo - respondí yo que evidentemente tenía ganas de correr.
- Van a ir a pie 40 km?! Están locos?... mejor vayan en bicicleta.

Nos dirigimos entonces al galpón donde había un par de bicis llenas de polvo y desinfladas. Las acondicionamos y encaramos para Wellington. Yo usaba la de Pam y Stephane una cross chiquita que calculo era de Corky.
No importaba que el camino fuese de montaña y sinuoso porque estábamos motivadísimos, sin embargo por más que le pusiéramos todo el entusiasmo y optimismo del mundo, nada pudimos hacer cuando mi bici se pinchó, demostrando que realmente tengo una maldición con las bicis. De todas formas el celular empezó a vibrar y hacer todo tipo de pitidos.
Tenía señal!
Y empezaron a caer todos los mensajitos de la última semana. Encontramos varios mensajes de Juan contándonos cómo había sido el entierro de Amazing y preguntando donde estábamos. Un par de mensajitos de María diciendo no se qué. Algunos más de personas que íbamos conociendo en el camino y finalmente el mensaje más importante de todos, que decía así.

" Hola Freddy. Estoy en la Isla Sur trabajando con las uvas. Vos donde estás?
Abrazo, Siva."


Le leí el mensaje a Stephane y este se descontroló
- PREGUNTALE SI PODEMOS TRABAJAR AHI CON EL!? - gritó. Le escribí preguntando eso y demás detalles del trabajo y en menos de un minuto recibimos la respuesta

"Sí, seguro. Podés llegar a ganar hasta 200 dólares por día. Vení cuanto antes a Blenheim y avísame cuando llegues así nos encontramos"

A lo cual le respondí

"Te amo, Siva. Hoy mismo voy para la Isla Sur"

Regresamos a la granja, caminando con las bicis, y le comentamos a Bruce (que ya había vuelto con Corky) que necesitábamos trabajar y teníamos una oferta en Marlborough (la región donde estaban todos los viñedos). Nos dijo, con un poco de tristeza, que si nos teníamos que ir, estaba todo bien. El problema fue Corky, a quién le agarró una rabieta impresionante, se puso a llorar y se empacó como un burro viejo. No se si fue lo más inteligente de mi parte pero no pude hacer otra cosa que decirle
- Corky, no llores porque igualmente vamos a volver.
- Cuándo? - me preguntó calmándose
- eehh... en dos meses - se me ocurrió decir.
- Me lo prometés?
- Claro Corky... te lo prometo - y allí nos abrazamos mientras que Stephane cantaba a toda voz el estribillo de la canción de Whitney Houston.

Como noté que no estaban convencidos de nuestro retorno y me estaba dando culpa y además, queríamos empezar a ganar plata cuanto antes, tuve que tomar otra díficil decisión. Como teníamos demasiado equipaje y realmente era incomodísimo viajar a pie con todo, decidí dejar parte del mismo: algunos libros, los folletos del ejercito, toda mi ropa de nieve que consideraba que había traído al pedo y mi computadora rota, que es el ser abiótico que más atesoro, demostrando así que efectivamente ibamos a volver.

Una vez terminados todos los preparativos, nos llevaron a la estación de tren. Pam y Bruce nos abrazaron emocionados y diciéndonos que volviéramos cuando quisiéramos. Corky ahora estaba ofendido y no hablaba. Nos subimos al tren, nos sentamos y, desde la ventanilla los saludamos justo antes que el tren arrancara. Fue desgarrador el momento en que Corky se liberó de los brazos de su madre, comenzó a correr el tren y nos gritó repetidas veces algo así como
- El pan está alto, el pan está alto - seguramente no dijo eso pero es lo que le entendí.

Otra vez, en el tren, pudimos hacer una pausa y darnos un tiempo para pensar. Stephane, con la cabeza apoyada en la ventana, en una actitud un poco tristona, seguramente recordaba la sonrisa de su ex-novia y los momentos en que se reían juntos y se prometían amor eterno. Yo, en cambio, pensaba en Corky y en la huerta de Morón. Desde el primer segundo que llegué a la granja, Corky y yo habíamos tenido una conexión especial, mientras que con Stephane se habían ignorado completamente. No se bien la razón de ello. Será que debería hacerme docente de chicos especiales? Será que también tengo algo de mogólico y por eso los entiendo? No lo se. Solo se que, cuando vuelva a Buenos Aires, haré algo al respecto, seguir trabajando en huertas, realizar algún curso, o algo así.

Si bien el viaje hasta Blenheim no era largo, este era un poco complicado porque teníamos que hacer varios pasos.
Cuando el tren llegó a la estación de Wellington, fuimos hasta el puerto donde nos tomamos el Ferry que nos cruzaría a la Isla Sur. Este buquebus ya lo habíamos tomado una vez con las gallegas un mes atrás cuando desde "las papas" íbamos hacia "los kiwis", por eso, esta vez, en vez de disfrutar el paisaje nos dormimos una flor de siesta.
Cuatro hora más tarde arribamos al puerto de la Isla Sur y nos subimos al primer micro que se dirigía a Blenheim. Desde allí le mandé un par de mensajitos a Siva diciéndole que en dos horas llegábamos. Cuando así lo hicimos, ya eran las 11 de la noche y en la terminal nos encontramos con nuestro querido y simpatiquísimo amigo malayo, y junto a él un chino, que se presentó como Piong.
Más tarde Siva nos explicaría como era toda la movida. Piong era el jefe o supervisor de una empresa llamada Yellow Boots. Dicha empresa iba a distintos viñedos y allí podábamos los árboles de vid. Hasta acá era muy parecido a la historia de los kiwis, sin embargo existía una diferencia clave y primordial. En Yellow Boots te pagaban por cada árbol que podaras. Si el precio era 30 centavos por árbol y podabas un poco más de 300 árboles en un día, ganabas 100 dólares. La empresa te proporcionaba las tijeras, los guantes, el cinturón y todo el equipo, además de llevar a todos los podadores al viñedo en cuestión, cobrar y pagarles. Lo bueno de esto era que no tenías techo y además nadie te apuraba o te molestaba. Si querías almorzabas durante 3 horas o no lo hacías. Todo dependía de la voluntad y el hambre de uno.

Nos subimos al auto de Piong y fuimos hasta a una casa donde vivían unas 10 personas y también Siva. Allí Piong nos empezó a dar detalles específicos con respecto al laburo y nos explicó que este trabajo era muy muy rentable, no obstante teníamos que tener paciencia, porque al principio costaba un poco agarrarle la mano a las tijeras y a la técnica, pero luego, con el pasar de los días, uno podía ir adquiriendo velocidad y hacerlo lo suficientemente rápido como para ganar 900 dólares por semana.

- 900 dólares por semana? - repitió Stephane
- Sí, acá hay un chico de Korea que está haciendo esa plata - comentó Siva. Nos miramos con Stephane y este preguntó
- Dónde tenemos que firmar?
- Un momento! - exclame. Todos hicieron silencio. Me levanté del asiento y me acerqué a estudiarle la cara a Piong a apenas unos centímetros de distancia. El chino no entendía nada y hasta seguramente pensó que le iba a dar un beso, pero mi intención era otra.
- Piong no tiene bigotes - pensé y por eso finalmente dije
- Entonces... dónde tenemos que firmar? – si la experiencia es un peine que te dan cuando ya te quedaste pelado, yo empezaba a tener entradas.

Cuando terminamos de completar todos nuestros datos y ya éramos, oficialmente podadores de Yellow Boots, Siva insistió en presentarnos a los pocas personas de la casa que no estaban durmiendo.

- Lao... ellos son Freddy y Stephane. - le dijo el malayo a un chino pelado y de anteojos.
- Mucho gusto.

- Jun... te presento a Freddy y Stephane. - le dijo ahora a una chinita medio darky.
- Encantado.

- Ah! Madre... ellos son mis amigos Freddy y Stephane. - le dijo ahora a una mujer de unos cincuenta años.
- El placer es mío.

Cuando la mujer se fue, le pregunté
- Esa es tu mamá?
- Hahaha, nooo!! - me explicó Siva a carcajadas - La conocí acá y como es de Malasia también, yo le digo "madre" en chiste. Es una mujer muy pobre y creo que está sin papeles ni trabajo, por eso yo le compro comida y ella cocina para los dos.

Y efectivamente después cenamos con Siva y la señora malaya, y para no perder la costumbre, lo hicimos con la mano.

Esa noche nos podíamos quedar a dormir allí y al día siguiente empezar a trabajar. Nos sentíamos super afortunados. De repente estábamos otra vez en carrera. Con 900 dólares por semana y gastando unos 150 en comida y alojamiento ganaríamos unos 3000 dólares por mes. Si laburaba a full durante tres meses tendría suficiente para pagar mis deudas y darle la vuelta al mundo como tenía planeado. Esa noche dormí despreocupado, lleno de expectativa y feliz. Y lamentablemente sería la última noche en varios meses que así lo hiciera.

Habíamos escapado ilesos de la granja hippie, estábamos en una linda ciudad con un buen amigo y habíamos encontrado un trabajo genial como podadores de viñedos, sin embargo, un nuevo enemigo, una traición mortal y medidas legales, eran unas de las pocas cosas con las que nos íbamos a cruzar y, como un hierro caliente, me marcarían por el resto de mis días en Nueva Zelanda.

FIN DE LA CUARTA PARTE

7 comentarios:

David dijo...

Maravilloso che! Valió la pena quedarme toda la noche acá. Pobre Corky... :(

kiwijuan dijo...

Buenisimo!!!
ya me puse al dia con tu blog, hacia un par de dias que no leia.
Abrazo

x dijo...

Son muchas emociones. Me cuesta seguir leyendo. El costo que estoy teniendo en pañuelitos descartables representa un tercio del sueldo promedio de un empleado que gana apenas dos tercios más de lo que le costaría comprar pañuelitos descartables con un tercio de su salario.

Un torbellino de preguntas me sobreviene a la sabiola. Esa señora malaya me da mucha curiosidad. ¿Se sabe algo más de ella? ¿Quién es realmente? ¿Qué relación secreta guarda con el Oriental? ¿Es cierto que el Oriental ignora que es hijo adoptivo y que la Malaya es en verdad su verdadera madre?

Guillermo Watson dijo...

Amazing! deciq ue el hierro te marca en la frente y no en el culo

federico dijo...

Noooo, decime por favor que volviste a la granja y no abandonaste la compu muerta y los papeles del ejercito
no veo la hora de tener el libro co`pleto

Anónimo dijo...

Por las dudas amigo... este es mi consejo "dormi boca abajo"

Fizu dijo...

holaaaaaa!!!! INTERNEEETTTTT!!!!!!

Les comento que en unos dias voy a renunciar. Por lo que no se si tendre mucho mas acceso a internet o todo lo contrario. Estoy un poco asustado, hice calculos de los siguientes capitulos y no llego ni en pedo a Enero... voy a ver que hago!
procedo a saludar a cada uno:

davisinio: no seas caradura. Te hubieras quedado toda la noche igual!! Si... despues de Corky a que replantearse las cosas de las que nos quejamos.

juana: por favor, dale mil gracias a tu mama que me re ayudo! abrazo!!

hugazo: jajajajaj, noo, la señora malaya es solo un extra :)

guillerman: finoli finoli, papa

morsolo: no me lo recuerdes... te acordas de la pelicula "Mi amigo Mac"? que horror!

aleli: tu consejo es medio extraño. Si duermo boca abajo estoy entregando la retaguardia... igual ahora que pienso si duermo boca arriba estoy descuidando tambien una parte importante... no se que hacer ahora...
Mejor duermo de costado!