lunes, 16 de febrero de 2009

Capítulo 50 “Ultimo destino: La India”


En los capítulos anteriores, después de pasar varios meses en Nueva Zelanda, volamos con Stephane a Asia, y allí recorrimos Tailandia, Laos, Vietnam, Cambodia e Indonesia. En este último país, el 24 de diciembre a la noche, perdimos nuestro vuelo a Singapur, y por razones que todavía desconozco, Stephane desapareció dejando una misteriosa carta revelando parte de su verdadera identidad.

Este nuevo panorama me obligó a replantear el itinerario del viaje, por lo cual decidí volver a Tailandia para pasar 9 días con Juan, y entre Navidad y Año Nuevo terminé conociendo a una tailandesa muy amorosa llamada Mem, con quien salí solo dos días pero hicieron mi estadía en Bangkok muchísimo más linda.

Después de recorrer y disfrutar las playas de Tailandia con Juan y su primo, viajé a Kuala Lumpur, la capital de Malasia, donde me esperaban mi avión a India y mi antiguo compañero de viaje...


- Stephane...

- Fizu!! - exclamó este a los gritos abrazándome - Por dónde has estado? - preguntó sonriendo

- Estuve en Tailandia, con Juan, su primo y un chileno… y vos?

- Ahhh, disculpá... pero no te puedo contar... ya sabés por qué.

Imaginen que un amigo les miente, y uds saben que es mentira y este no lo quiera reconocer. No hay manera de seguir el diálogo con esta persona. Además me sentía casi insultado con el hecho de que él pensara que me podía creer semejante cuento del espionaje.

La cuestión fue que nos subimos al avión y Stephane me daba charla y yo apenas le dirigía la palabra y tenía una cara de orto que me acalambraba.

Después de varias horas de vuelo y el mayor silencio de mi parte aterrizamos en el aeropuerto de Chennai, donde nos tomamos un taxi hacia un hotel en la ciudad.

Al llegar pedimos una habitación doble y pagamos a medias, y cuando nos acomodamos, Stephane preguntó

- Vamos a almorzar?

- No, andá vos que yo quiero organizar un poco mis cosas - esto no era del todo cierto, yo estaba de tan mal humor que prefería comer solo.

El se fue a almorzar y yo me quedé contando mi plata y haciendo cálculos. Ahora con la ayuda económica de Juan no era Ricky Ricón, pero por los menos tampoco era Diógenes el Linyera.

Cuando el francés volvió, tomé mi billetera y salí a comer.

Me tomé un buen tiempo para reflexionar detenidamente la situación y no llegué a ninguna conclusión. Viajar de mal humor con Stephane era horrible, pero si lo confrontaba, me iba a responder que no podía hablar abiertamente ya que podía haber agentes secretos en las ventanas que podían leer sus labios.

Sin saber que hacer, volví a hotel, subí los tres pisos por escalera, abrí la puerta y en la habitación noté algo extraño. Estaba todo mi equipaje arriba de la cama pero no había rastros de las valijas de Stephane, ni del propio Stephane.

Nuevamente había desaparecido.

Será posible que me esté volviendo loco y efectivamente me esté imaginando personajes inexistentes?

Esa misma noche fui a ciber y encontré otro mail de él, con otra absurda explicación de su partida. El mail era muy emotivo y conmovedor, pero no tenía ningún valor ya que era mentira.

Y lo peor de todo era que como el francés había comprado una cámara último modelo, yo había enviado la mía a Argentina (solo para no andar cargando con cosas de más).

Error.

Qué bronca da ser víctima de las locuras y rayes de los demás... aunque si lo pienso un minuto ha de ser el impuesto a las relaciones humanas. Al fin y al cabo mis seres cercanos han de ser víctimas de las locuras propias.

Esa noche me fui a dormir fastidiado y retroalimentando el lado oscuro...

Sin embargo, en un momento, sucedió algo epifánico.

En el pasillo de hotel, justo detrás de mi puerta, se escuchaba una discusión amistosa. Estimo que era amistosa ya que, si bien estaban a los gritos, de vez en cuando se escuchaban risas.

Quise prestar atención a ver que decían, de curioso nomás y para tomar partido pero la discusión era en hindi.

Pues claro, estaba en India!

Tras casi un año dando vueltas fuera del barrio de Abasto, cual golondrina huérfana y desocupada, me había acostumbrado a estar en países locos y distintos al nuestro, y por eso a veces no lo valoraba.

Sin embargo, cómo iba a perder un segundo estando de mal humor?

Quién sabe si podré volver algún día? Era un deber ético, cívico y moral tratar de aprovecharlo al máximo. Hasta la última gota, hasta el último segundo y hasta el último dólar!

Después de todo, India es el país preferido de Marley y Susana Gimenez.

Esa noche tomé la decisión que al día siguiente, comenzaría una nueva etapa del viaje, y esa misma noche decidí que al día siguiente comenzaría un nuevo capítulo.



Capítulo 50 bis “Ultimo Destino: La India”


Abrí los ojos y estaba en la India. Me levanté de un salto y tiré un par de patadas ninjas al aire derribando sin querer la mesita de luz. Ahora lo primero que tenía que hacer (después de desayunar) era comprar una cámara de fotos.

Estaba totalmente determinado a comprar la mejor cámara sin importar el precio ni las consecuencias y, esta vez, no iba a cambiar de parecer.

Fui al centro y lo primero que descubrí es que India no es como Tailandia y la mayoría de los países de Sudeste Asiático. Este es muchísimo, pero muchísimo más pobre. No hay centros comerciales enormes y lujosos como en Bangkok, no hay Mc Donalds ni un circuito turístico marcado como en otros países.

Cuando pude encontrar un local, entré y pregunté por la cámara más cara que tuviesen.

- 600 US$ - respondió el vendedor.

No es de poco hombre cambiar de opinión, pensé

- Y la más barata?

Finalmente gasté unos 400 US$ en una Sony con zoom caleidoscópico, sonda electro-flashera y luces violetas debajo del chasis.

Con respecto a India puedo decir que no solo es enorme sino que tiene cientos de lugares totalmente diferentes. Hay desde playas tropicales hasta altísimas montañas de nieves eternas. Hay desde bosques selváticos con tigres de bengala, hasta desiertos de dunas con camellos flatulentos.

Y culturalmente es todavía más diverso.

Hay ciudades que datan del 1200 AC, por lo cual su historia está sobrecargada con imperios, invasiones, guerras y choques de religiones, haciendo un mix único y tan fascinante para los turistas e historiadores y tan difícil para los propios indios.

Un ejemplo de esto es que haya muchas religiones, siendo el hinduismo y el Islam las más fuertes. Otro ejemplo es que se hablen más de 22 idiomas y que haya más de 1000 dialectos.

Por esta razón tenía que moverme y tratar de recorrer la mayor cantidad de lugares (en la medida que fuera posible) en los días que tenía.

La primer ciudad que conocí, como mencioné antes fue Chennai (ex Madras). Como muchos saben esta es la tierra natal de el famoso genetista, Dr Mohinder Suresh.

Traté de localizarlo, pues tenía ciertas dudas sobre cambios que estaba experimentando mi cuerpo, pero lamentablemente, me informaron que estaba residiendo en New York.

Si bien la cámara de fotos había sido una excelente inversión ahora sin los 400 dólares de Juan volvía a ser Diógenes el Linyera. Me quedaban solo 950 NZ$ para todo el resto del viaje.

Todas las cosas que hice, todos los recursos que utilicé para que esa plata me alcanzara hasta mis últimos días en India, es algo que, nuevamente, me llena de orgullo y vergüenza al mismo tiempo. Algunas de las cosas que hice las compartiré, mientras que otras (para que no me retiren la palabra) me las llevaré a la tumba.

Para empezar comparé precios y sin duda el tren era la mejor opción para trasladarse. Este tiene varias clases: Sleeper, 1º Clase, 2º Clase, y General.

Ni tiene sentido decir en cual viajaba siempre yo.

La cuestión fue que desde Chennai decidí ir a Bengalore. El plan (para evitar tomar un avión) consistía en ir siempre rumbo norte, lentamente, paso a paso, estación a estación, hasta llegar a Delhi donde tenía mi avión de regreso para el 20 de febrero.

Fui con todas mis cosas a la estación de tren y allí me arrimé hacia los mostradores.

Las colas eran larguísimas!

Me ubiqué en una fila y dejé mi mochilota en el suelo. Al minuto, un hindú se me puso atrás mío, solo que ridículamente cerca. Su nariz me tocaba el cuello. Como pensé que me quería robar la billetera (y no quería empezar a los gritos “Pero qué ese tío me ha robado la cartera!) me corrí un poco para el costado y lo miré a los ojos con cara de malo aunque el tipo ni se inmutó. Apenas hice esto, otro hindú peticito se me coló.

- Eh! Yo estoy en la fila! – le dije y este me miró serio sin entender.

De repente me puse a observar las otras filas y noté que los parámetros de espacio personal y las propiedades de una cola, eran distintos a los de Argentina.

Aquí la fila parecía como trencito friolento. Los tipos estaban uno detrás de otro, pecho con espalda, no dejando ni un centímetro de luz, como si fueran libros con cubierta de cuero en una biblioteca vieja.

También noté que había una fila exclusiva para mujeres, para de esa manera evitar el apoye indiscriminado, calculo.

Viendo que así eran las cosas y entendiendo que, pese a mi disgusto, me tenía que adaptar, me puse atrás del petizo que se me había colado y me ubiqué tan cerca que toda mi panza le tocaba la espalda. Y no solo eso, sino que flexioné las rodillas para que nuestras cinturas coincidieran y de esa manera apoyármelo bien apoyado, cosa de incomodarlo y dejar en claro que no me iba a dejar intimidar por el contacto humano.

Después de media hora de violarme al enano, encendí un cigarrillo, compré mi pasaje y me dirigí al tren.

Estaba perdidísimo. Había decenas de plataformas, estaba lleno de trenes, nadie me entendía y era mi primer día de clase.

Mi tren era, obviamente, sin aire acondicionado y sin numeración, por lo cual cuando este llegó a la plataforma, los indios a los gritos se desesperaban para subirse al vagón y literalmente se agarraban a las piñas para conseguir un asiento.

Cuando ya veía que tenía que cambiar el plan e irme a tomar un micro vi un vagón con menos gente y fui corriendo y entré de un salto.

Me senté aliviado y el tren arrancó.

Comencé a mirar a mi alrededor, y noté que las chicas jovencitas me miraban sonriendo y avergonzadas detrás de sus velos. Yo también les sonreía y me sentía muy contento.

- Me gusta este país – pensé.

Sin embargo después noté que todas las mujeres adultas y las viejas me miraban enojadas e indignadas.

No entendía nada hasta que observé que yo era el único hombre en el vagón y creí entender cual había sido mi error… estaba en el vagón de mujeres.

Las viejas me seguían aniquilando con la mirada cada vez con menos disimulo. Pero qué querían que hiciese? Que me tirara por la ventana?

La simple respuesta me la dio el boletero, quien me dijo que en la primera estación donde el tren se detuviera me cambiara obligatoriamente de vagón.

Al rato, me trasladé entonces al sector general (que si bien era mixto la gran mayoría eran hombres).

Los trenes en India son muy parecidos a los viejos trenes de Argentina. Solo hay dos diferencias. La primera es que en un asiento diseñado para 3, se sientan 7. Y la segunda es que en cada vagón hay un cartel que reza “Por favor, no viajar en el techo”.

Los indios tienen varios defectos de los cuales hablare después, y como todas las personas también tienen varias cualidades encantadoras. Entre ellas, en mi opinión, las más destacables son la sociabilidad y la generosidad.

Como contaba antes, las condiciones de vida en India son terribles. Ahora son apenas más de un billón de locos. Las estadísticas dicen que en unos 10 años van a ser el país más poblado del mundo (desplazando a los chinos). Un tercio de la población vive con menos de un dólar al día. Y en las grandes ciudades la mitad viven en villas miserias.

Y así y pese a todo, en el tren me invitaron con un té y compartían la comida que se habían llevado para el viaje entre todos. Le ofrecían biscochitos al indio de al lado que ni lo conocían y también me ofrecían a mi (que de seguro tampoco me conocían).

Cada vez que tengo un indio al lado por más de tres segundos, este automáticamente pregunta

- De dónde sos? Estás casado? De qué trabajás? Cuánto ganás?

Aquí no es de mala educación preguntar el sueldo.

Después de comer y tomar té y después de exponer absolutamente todo lo que sabía sobre Argentina y Sudamérica, todos se empezaron a quedar dormidos.

Uno apoyó su cabeza en mi hombro y empezó a roncar (no es joda). Otro se tiró para adelante para dormir apoyando su mano en mi muslo, como si fuese un novio cariñoso.

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Fue incomodísimo, y por supuesto, no pude dormir…hasta que me dormí

A la mañana siguiente el tren llegó a Bengalore, mi destino. Me registré en un hotel y fui a dar un vuelta. A los pocos minutos me encontré con un restaurante llamado Rajen. Desobedeciendo a la campaña publicitaria entré y me senté en una mesa.

Les voy a contar un poco cómo son los restaurantes en la India. Para empezar, cuando me senté, a los dos minutos, vinieron dos tipos más y se sentaron en mi mesa. Cuando no hay lugar, la mesa se comparte. Al principio no me molestaba en absoluto pero después me dio un poco de asco cuando dieron inicio con el concurso de eructos.

Aquí en vez de pan (figaza, miñoncito, etc) tienen como un panqueque llamado Chapati que lo comen todos los días, con todas las comidas.

Debo reconocer que mas allá de su simpleza (harina de trigo, agua y sal) el chapati es genial y adictivo, y ya tengo la certeza que va a ser una de las cosas que más voy extrañar de India.

Todos los platos se basan en arroz blanco, un par de chapatis y como una salsa para acompañar el arroz. Lo único que va variando es la salsa.

La variedad de estas salsas es abrumadora. Casi todos los días he pedido algo diferente y todavía no he probado ni la mitad de las cosas. Todas las salsas son distintas combinaciones de vegetales, curries y algunas cositas más.

Increíblemente la bebida es gratis (siempre y cuando se agua). De todas formas los turistas tienen estrictamente prohibido beber esta agua, porque de hacerlo automáticamente se transforman en Gremlins, ya sabiendo todos las terribles consecuencias de ello.

Igual yo no soy turista, soy argentino, macho, compadrito y atorrante, así que he tomado agua de canillas de donde ni los propios indios se atreven a tomar. Agua tan impura y con tanto sabor que he tenido que comer ajo para sacarme el horrible gusto a agua de la boca.

El plato más típico y frecuente es el Thali. Este es una bandeja con arroz, chapatis y tres salsas (uy, me tenté, termino el capítulo y me clavo uno)

Calculo que ha de ser porque la mano de obra es muy barata (creo que la más barata del mundo) y el resultado es que haya más mozos que comensales, por lo cual estos se chocan entre sí y te sobreatienden.

Por ejemplo, cada dos minutos venía un mozo (encargado del agua) y me ponía un poquito más de agua en el vaso, y como este estaba lleno, rebasándolo un poco. Automáticamente se acercaba corriendo el encargado del trapito, que me limpiaba la mesa con inmensa pasión y descontrolado frenesí. Y detrás saltaba el encargado de el arroz y detrás el encargado de la repartija de chapatis.

Los primeros días ordené Thali y como quería ahorrar no pedí extra arroz, salsas ni chapatis. Sin embargo cierta vez acepté otra ración de arroz (solo porque todavía me quedaba mucha salsa) y cuando pagué descubrí que no me lo habían puesto en la cuenta.

Allí comprendí que el Thali era tipo buffet, es decir, comer hasta reventar.

Y allí fue cuando me enamoré de India.

Y allí fue cuando comencé a disfrutar.



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proximo capitulo: Ultimo destino: La India. Ultima parte"

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

hola amigos!!
tuve que cortar el capitulo por la mitad porque se estaba haciendo muy largo. pasado maniana posteo la ultima parte de india!
abrazo grande!!

Fizu

David dijo...

“Pero qué ese tío me ha robado la cartera!" jajajajaj

Che, ataque de pijas URGENTE a Stephane! Una decepción bastante grande no saber qué pasó con él, que hace, a qué se dedica, cuales son sus miedos más profundos, sus vergüenzas más embarazosas y si tiene ó no algo que ver con Siva.

Che, me acabo de percatar de que SIva había dicho que era arquero profesional y que a los ladrones les cortan las manos. Tardé meses :P

Anónimo dijo...

Lo dicho, Stephane es espía, no hay otra posibilidad.
Igual a mi me cae bien el flaco, creo que hizo esta aventura aún más interesante.

Anónimo dijo...

anonimo: disculpa que te censure. Es mas, estoy de acuerdo con tu comentario pero en un par de capitulos vas a entender porque tuve que hacerlo.
abrazo!

David dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

En india los trenes estan mas avanzados que acá!!!... nosotros todavia no pusimos el cartel de no viajar en los techos!!

Estas comiendo como goku poniendo los platos uno arriba del otro hasta quedar hecho una pelota humana?

kiwijuan dijo...

Que increible es india.
Ni me quiero imaginar las cosas que habras hecho para ahorrar plata, igual tipico de fizu, se compra una camara de $400 y se ahorra 10 C en arroz extra, jaja.

No tenes una idea de la cantidad de fanaticos que tiene tu blog, hasta un companero de trabajo de mi hermano te sigue. Posta que si se publica se venden unos cuantos.

Para los fanaticos de Stephane, me comunique con el hace poco por facebook y esta historia esta lejos de terminarse. No me anime a preguntarle si era el 007 frances.

Que se hace para tu vuelta? cuando te puedo visitar en Capital?
Abrazo

Guillermo Watson dijo...

noooooooooo, como un salame leí primero el capitulo 50 y despues el 49... fakinshit

Fizu!!! nos vemos en pocos días! Cambié mi viaje asi que el sábado nos vemos :)

pd: llegaste a fajar a gloria estefán? a mi me daría un odio brutal

de contacto dijo...

Man, gracias x no publicar el mail que te mando el franchute, creo fue pensando en nuestra seguridad...aunque te digo la verdad , no me importa caerme en una bala por leerlo, eh!! puede ser tranquilamente un capitulo extra, un bonus

Unknown dijo...

La verdad es que me siento enormemente halagado por tu comentario, y aunque temo decepcionarte, debo confesarte que en realidad mi ortografía es un asco, si venia ocultándolo hasta el momento es porque suelo escribir mi comentario en Word y luego procedo a hacer el tan clásico copiar y pegar. Obviamente en aquella oportunidad no hice esto, no recuerdo bien, pero lo debo haber escrito a las apuradas de una en el blog. En conclusión escribir pecesito fue de bruto simplemente, todos los diminutivos son con “-cito”. Debería haberme dado cuenta pero de todas formas fue una muy buena forma de terminar el blog, pudiste redimirte de todas las correcciones molestas que te vivía haciendo. Además en algo tenes razón, vivo consultando la página de la Real Academia Española, de hecho la tengo en mis favoritos, pero lamentablemente he descubierto que no está registrada la palabra pececito. Ya mismo voy a buscar al presidente o quien sea que esté a cargo de la academia española, para exigirle que acepten la palabra pececito como pez chiquito, es un ultraje que no aparezca en el diccionario, jaja.
Pasando al capítulo ¡buenísimo! (como siempre) no puedo creer que Stephane haya desaparecido nuevamente, eran tantas las cosas de su persona que me intrigaban y que van a quedar sin responder…
Me encanto la forma en que subdividiste el capítulo 50, estuvo muy original. No puedo esperar a leer el próximo capítulo. Tengo miedo que ahora que descubriste que podías comer hasta reventar te hayas convertido en un luchador de sumo como los de las películas pesando 150 kilos.


Matías

Pd: ¿Cuándo volves? Ponete las pilas y ahora en marzo arrancamos inglés o francés o el idioma que se te cante, tengo ganas de hacer alemán o portugués.

elratonperez@domisdientes.com.ar dijo...

Tengo la sospecha de que pronto Stephane va a hacer algo, y seguro sera espectacular (como el chinito de la mafia de los simpsons).
Espero que cuando vuelvas a Argentina sigas escribiendo y contando como fue tu regreso. Como no te voy a ver hasta julio, para mi es como si siguieras de viaje (aunque deberia ser yo el que deberia escribir de mis aventuras en Madrid y alrededores... pero sos vos el que tiene que engordar el libro que vas a publicar, asi que podes seguir blogueando).
Por ahora solo te voy a contar que lo estoy pasando muy bien y que estoy viviendo a 2 cuadras del estadio del Real Madrid... groso!
Te mando un abrazo gigante, y espero que tengas un excelente regreso a casa.

Lobo

pd: Intenta no perder el avion, porque se te va a complicar para alcanzarlo, jajajajjaaja.

Anónimo dijo...

Hola amigos!!! ya pasó como un mes desde que llegamos a argentina. Igual me parece correcto responder cada uno de los saluditos que hayan dejado, por mas que nos veamos esta semana en el cumple de la morsa.

david:jajaj, esa pelicula solo la vimos Rodrigo, vos y yo. Con respecto al ataque de pijas, me parece que le di mucha descripcion a sus errores y no a sus virtudes o a lo reconfortante de su compañia. Ese fui mi error como narrador.

jajaj, yo tampoco me habia dado cuental; Tal vez lo dijo que no lo denunciaramos considerando que no ibamos a querer que se quede sin trabajo!


peturuzú: quien sabe? Si, totalmente de acuerdo!

anonimo: disculpá, no me acuerdo qué decia el comentario!

duende: jajaja, si, comi mucho.


Juanette: gracias por la critica constructiva! Sí, me han dicho que varias gentes leian el blog y que les gustaba. En un principio habia pensado en corregirlo y repostearlo mas prolijo. Ahora no se.

Guille: que bueno que no te fuiste y nos vimos. bueno, te veo este sabado en el recital!! :)

Juan: TE CASAS!!!!!! no puedo ir a la despedida porque tenemos recital pero de cabeza que voy al civil. Te quiero ver de traje!!!! jajaja grande juanman!!

matias: jajja, como te molestó haberte equivocado!!! bueno, raro responder este mensaje tan viejo. Al final emepazamos con un nuevo idioma, nomas.
te mando un abrazo y nos vemos el sabado en clase!!

lobito querido: te llamamos para tu cumple!! que lindo escuchar tu fea voz!!
che, te hacemos fiestita para cuando regreses asi que mantenemos al tanto.

por dios, no me hagas acordar lo de aquel micro. todavia tengo que agradecerle a tu mama, sino era un verdadero desastre.!!

bueno amigos!
sigo con los saludos, y esta semana subo varias fotos del viaje.
De mem, stephane, etc!!
abrazoo!!!!

fizu