jueves, 19 de febrero de 2009

Capítulo 51 “Ultimo Destino: La India” Segunda parte


Después de pasar unos días en Bengalore, fui nuevamente con todas mis cosas a la estación de tren. Si bien mi idea inicial era ir a una ciudad llamada Hampi, no pude hacerlo puesto que no había trenes para ese día y para tal destino. Luego encontré uno que iba a un pueblo llamado Hubli del cual no sabía nada, excepto que quedaba hacia el norte. Y como el pasaje era barato, y podía pasar la noche en el tren y ahorrarme el hotel, no lo dude. Hice la cola y dije


- Un boleto para soñar, por favor.

- Uno para Hubli, sale... Ida y vuelta, Sr? – preguntó el empleado

- No…este es un viaje sin retorno.


La razón por la cual no sabía nada de Hubli es porque efectivamente en Hubli no hay nada. Es un pueblo chiquito, sin templos, sin fortalezas, sin Pirámides ni Colosos.

Es solo una estación de tren, con algunas calles y unos pocos negocios.

Después de acomodarme en uno de los mejores hoteles (este pueblo era muy barato) me bañé, me acicalé y salí a comer.


Entré a un restaurante que se me hizo bonito y saqué mi cuaderno donde llevaba cuentas de mis gastos y escribía mis anotaciones.

Lo que vino a continuación es difícil de escribir como así también es difícil de creer.


Todo sucedió así:


Se acercó el mozo, me dio el menú y como era temprano y no tenía nada que hacer me tomé más media hora en leer las opciones para finalmente ordenar.

Llegó el plato y mientras comía anotaba qué cosas tenía que hacer, cuánta plata me quedaba, etc. Cuando terminé me quedé mirando mis apuntes distraído.


- Todo en orden, Sr? - dijo el mozo que me venía observando desde hacia un rato.

- Sí, todo bien – y después de unos segundos este volvió a preguntar

- Disculpe que lo moleste, pero ud. es critico gastronómico? (increíblemente 100% textual)

-Qué?!...- no es que me guste mentir, pero no sé porque rápidamente agregué – Sí, sí, escribo para un sitio en Internet.

- para Internet? Es un website? – preguntó excitado el mozo

- Claro, escribo para un sitio de viajes y de gastronomía (ahora no muy lejos de la verdad)… y debo decir que tanto la comida como el servicio fueron excelentes.- le dije haciendo un exagerado tic en mi cuaderno


Después entendí por qué el mozo había pensado eso. Para empezar apenas llegó la comida, como me parecía un plato con muchos colores le saqué una foto. Y luego, por momentos, mientras escribía y masticaba, hacía pausas y me quedaba mirando la nada pensado sobre cualquier cosa, y realmente parecía que estaba degustando intensamente el plato o tratando de adivinar los ingredientes.


El mozo contento de la vida fue rápidamente a hablar con el cajero (o el dueño, no sé) y este se acercó con dos mozos más y me empezó a hablar de su restaurante y de lo bueno que era. Sobre cómo el elegía productos frescos y usaba agua mineral para cocinar (esto ni él se lo creía).


Charlamos un buen rato y después de contarles cómo es la cocina en Argentina (carne con carne con dulce leche), el cajero me pidió que le escribiera la dirección en donde saldría el artículo y en un principio le iba a dar el de Tachdaun, pero luego lo pensé mejor y le escribí la dirección del blog, explicándole que la nota saldría en un par de meses (tampoco lejos de la verdad).


El tipo lo leyó.


- Fizu Kiwi?

- Claro, Fizu porque ese es mi nombre… y Kiwi porque… es un sitio de cocina!


Si me quedaba alguna duda de que ellos no me estaban tomando el pelo a mí, estas se esfumaron cuando el cajero me dijo que no tenía que pagar y que la casa invitaba.


Eso fue lo más cerca que estuve de un infarto.


De todas formas, en mi papel de exitoso crítico gastronómico dejé una propina de 100 rupias, que era más o menos lo que había gastado.


Considerando aquel suceso pensé que si perfeccionaba mi actuación e impostura talvez podía comer gratis por el resto del viaje (o talvez por el resto de mi vida!), así que varias veces fui a restaurantes y sacaba fotos de la comida y escribía y me hacía el catador de agua e intentaba por todos los medios parecer un critico. Un día, hasta dije sutilmente


- Soy crítico gastrónomico.


Sin embargo nunca más se lo creyeron y nunca más pude evitar pagar la cuenta.


Después de pasar unos días muy lindos en Hubli fui a la estación a elegir un nuevo destino.

Cuando llegué, me senté para descansar un poco la espalda de mi mochilota y sucedió que se me acercó un suizo rubio, de ojos celestes y muy buen mozo (lo que se dice un bombón suizo) y me preguntó si le podía cuidar cinco minutos el equipaje mientras él iba al baño a hacer popo…


Pobre suizo, pensar que nunca se imaginó lo cerca que estuvo de perder todas sus pertenencias… (no, es un chiste)


Cuando volvió nos pusimos a charlar un rato y surgió el tema de qué destinos teníamos pensado visitar. Esta conversación fue determinante y crucial para el resto del itinerario del viaje.


- Mi idea es ir al norte - le comenté

- Yo también tengo ganas. El norte es más rico culturalmente que el sur. Igualmente hay que tener cuidado porque hay muchos problemas con la frontera con Pakistán.

- En serio? No sabía nada.

- Sí! Ambos países están desplazando tropas a la frontera, y si bien no creo que haya una guerra no es un buen momento para estar ahí. En serio no sabías nada? Acaso no lees los diarios en Internet?

- No, cuando me conecto solo me fijo cuales de mis conocidos actualizaron su estado.- le expliqué - de todas formas, ahora que me decís esto seguramente me vaya bien para el oeste para evitar todo el quilombo.


El suizo no pareció entender mi razonamiento, o talvez como todo suizo no podía tomar partido y tenía que mantenerse neutral. Nos despedimos cordialmente y cada uno se tomó un tren a su destino.


El mío fue Goa.


Esta ciudad es una antigua colonia de Portugal y en el 1720 el famoso navegante... bueno, a nadie le interesa ese tipo de cosas.

Como no conseguí hotel me alquilé una casa!! Por solo 500 rupias. Un regalo.


En Goa, lamentablemente, descubrí el jugo de caña de azúcar del cual me volví absolutamente adicto. Encima era mi perdición porque había un puestito ambulante cada 100 metros, por lo cual me tomaba un vasito cada, efectivamente, 100 metros. Varios días gasté más plata en jugo que en el hotel.

Como hacía mucho calor y estaba sediento me los tomaba de un saque, onda fondo blanco. Todos los indios que estaban allí gritaban y celebraban impresionados por mi capacidad de embuche. De todas formas creo que se reían de mí y no conmigo, porque se hablaban en hindi y por la naturaleza de las carcajadas puedo adivinar qué decían


- Cómo le gusta el jugo de caña a este!!


Teniendo en cuenta la advertencia del suizo mi nuevo rumbo fue siempre noroeste, por lo cual terminé en Mumbai (ex Bombay) que es la ciudad más poblada y alocada de India.


Y como es sabido, a veces las bajas expectativas nos juegan buenas pasadas.


Mumbai era la ciudad a la que le tenía menos fe y terminó siendo la que más me gustó. Para empezar es la capital del Bollywood, que es la industria cinematográfica india. Acá el cine es un culto, y para que se den una idea del calibre del mismo en esta ciudad se filman más películas que en Hollywood.

Por recomendación de dos chicos indios (que ahora entiendo que me estaba boludeando) fui al cine a ver una película, que no se imaginan lo increíblemente mala que era. Era una de acción y al mismo tiempo un musical. El protagonista era un gordito peticito barbudo y las escenas de luchas eran tipo Power Rangers. Un horror. Por la mitad de la pelea se ponían a cantar una canción y todos los villanos se transformaban en bailarines clásicos.


Y he aquí lo peor: en el medio de la canción, en la pantalla, aparecía

"Si te querés bajar este tema manda un sms a 747babu"


Sorprendentemente la película era de altísimo presupuesto. Hacían chocar autos innecesariamente, el héroe vivía en una mansión y había como 3000 extras.


Y lo peor, peor de todo era el malo. Este era un pelado con anteojos negros... con una mano robótica. Y era mudo! Era mudo! Era mudo! Y no le dijo nada!

El tipo se comunicaba tocando unos botoncitos de su mano robótica y así con la melodía sus secuaces entendían la orden. Esto es un ejemplo de cuando la ficción, supera la ficción.


Salí indignado del cine y con el estomago revuelto, aunque tarareando la canción principal de la película.


Al día siguiente pasé por la puerta de otro cine y como estaba barato le quise dar una segunda oportunidad. Compré una entrada para Slumdog Milloneire. Para empezar estaba en inglés así que pude entenderla mejor. La película empezó y transcurría en Mumbai, y las locaciones eran en los lugares donde yo estaba y frecuentaba en esos días, así que por un lado eso me fascinó., y en segundo lugar era acerca de un programa televisivo llamado “Quién quiere ser millonario?” que era el programa favorito de Adbi y Stephane, con quienes lo veía tres veces por semana en Nueva Zelanda cuando trabajábamos en la Dairy Farm.


Y por último era una película buenísima. Salí del cine emocionado y contentísimo, y también cantando la musiquita principal.


Después me enteré que fue nominada para el Oscar por mejor película, mejor director, mejor música y mejor todo.


Volviendo un poco a la psique india, así como destaqué su inmensa generosidad, tampoco puedo ignorar lo increíblemente sucios que son. Tiran basura en todas partes. Orinan en todas partes, y no es que se van atrás de árbol para hacerlo, orinan en la vereda y a veces ni se dan vuelta.


No encontré ciudad o lugar que sea limpio (excepto el desierto) y es tristísimo ver que algunas viviendas están directamente construidas arriba de montañas de basura y desperdicios.


Por otra parte, cuando barren, no levantan la basura y la tiran en un tacho, solo la empujan lejos de donde están ellos, y a los 5 minutos el indio vecino también barre devolviéndole la cortesía.


Igual como bien dijo Confucio “No te quejes de la vereda del vecino si la tuya no está limpia” (adaptado)


Y así fue que emigré siempre hacia el norte y hacia el oeste. Viviendo 4 días en cada ciudad, visitando templos, viajando mucho en tren, comiendo y durmiendo en lugares muy baratos.


A la hora de elegir un restaurante lo único que me fijaba es que no hubiera turistas y que los comensales fuesen todos indios. De esa manera descubrí que, incluso estaba gastando casi la mitad de lo que tenía calculado por día.


Por un lado a veces pasé momentos no del todo agradables pero por otro lado vivir así me hizo estar todo el tiempo con gente local y experimentar India de una forma un poco más autentica. Igual, repito, a veces fue una tortura.


Y así pasaron días y días, atardeceres y amaneceres. Sin radio ni mp3, solo la percusión cardiaca de los vagones del tren en las vías, el sincopado de los cascabeles en los collares de las cabras y el canto en coro y caótico de cientos y cientos de indios.


Y así pasaron semanas hasta que cierto día llegué a Jasalmer.


Este lugar es una gran ciudad - fortaleza hecha solo de piedras en el medio del desierto. Fui a un hotel y este estaba completamente vacío. Raro...

Luego salí a recorrer, y todas calles eran angostas y absolutamente todo era color arena. Me sentía en Tatooine.


Tanto en la fortaleza como en las calles o los locales, no se veía gente. Estaba todo extrañamente desolado.

Y luego miré un mapa de India, algo que tenía que haber hecho mucho tiempo atrás y entendí todo.


Estaba en la frontera con Pakistán!!!


Como soy un tarado y porque me confundió el hecho de que Pakistán queda en el Medio Oriente (Middle East) pensé que Pakistán estaba al Este de India, y no! Pakistán está a la derecha de India. Por eso el suizo no entendía por qué, después de advertirme durante una hora, yo le había respondido que me iba al oeste. Seguramente pensó que era un revolucionario onda el Che Guevara.


Fuera de la ciudad vi muchos soldados y camiones militares. La vestimenta de la milicia era muy llamativa. Tenían el típico traje verde camuflado (estábamos en el desierto) y todos eran barbudos y con un turbante violeta, para que de esta manera los puedan ver hasta desde Pakistán.


De todas formas después de 2 días descubrí que estaba todo bien, y que no era peligroso ni nada por el estilo, y por eso pagué un tour en camello hacia la frontera de los dos países.


En dicho safari éramos solo tres. Un neocelandés macanudísimo con quien nos hicimos muy amigos y luego viajamos juntos unos días más y un suizo de 40 años muy simpático también.


El safari estuvo genial y fue lo que más divertido que hice en India. Fueron tres días donde dormimos en el medio del desierto con un cielo al que no le entraban más estrellas. Tuve la oportunidad de conocer a los camellos. Estos son muy inteligentes y dóciles. Cuando se les da la orden se sientan para que uno los monte, y con otra orden se ponen de pie y marchan.


Son muy altos, feos y huelen mal.



Los guías eran dos musulmanes bien paisanos, Mohamed (nombre inventado) y Babu.

Este último era un personaje infernal. Con ellos tuve un par de conversaciones increíbles, sobre religión, el cuidado de animales, mujeres y las costumbres del desierto...etc, X...



De Jasalmer me tomé un tren a Agra, donde está el famoso Taj Mahal (ese palacio blanco con la cúpula redondita).


El Emperador que dio la orden de construirlo lo hizo en memoria de su querida esposa quien había fallecido dando a luz a su hijo. Si bien el tipo tenía un flor de harén había quedado medio chiflado por la pérdida de la jermu.

Cuando se terminó la obra (después de muchos años de sudor y lagrimas de miles de obreros), el Emperador tenía la intención de construir exactamente lo mismo, solo que al otro lado del rió, y de color negro.

Ambos templos enfrentados, con mirándose en un espejo negativo, donde descansarían sus restos cuando él muriese. (la idea no estaba nada mal)


Sin embargo la gente de la ciudad ya estaba podrida de la depresión del Emperador, y de construir Maravillas del Mundo, por eso lo metieron en una celda donde permaneció encerrado hasta que murió. En esta había una sola ventana, y lo único que se podía ver era el Taj Mahal, y eso fue lo único que vio, hasta el último de sus días.


Qué historia, no?


De Agra me tomé otro tren a Varanasi, que es la ciudad más sagrada de India, donde está el famoso rió Ganges.


Todos me hablaban sobre la espiritualidad de este lugar, y de cómo sentían que sus almas renacían y flotaban en una atmósfera de magia y que sé yo. Con mucho porro cualquiera es espiritual.


Yo estaba totalmente descreído. Varanasi era una ciudad muy linda pero el espiritualismo es medio psicosomático e invento de los medios. De todas formas quise darle un intento. Fui a los Gats que son las escaleras donde todos se meten al río (algo así como los balnearios de Punta Mogotes).


Parece ser que este río es como un lugar de peregrinación (como la Meca para los musulmanes, Lujan para los católicos o Bariloche para los egresados)



Cuando un hindú se muere lo creman ahí mismo en la orilla y arrojan sus cenizas al río, en una ceremonia muy linda y al mismo tiempo un toque escalofriante. En esta ciudad tambien se llevan a cabo muchos matrimonios, que tambien es un suceso importantisimo, ya que se casan una sola vez en la vida y este no solo implica la union de dos personas sino la union de dos familias. El promedio de personas viviendo en una misma familia bajo la misma casa es de 15 indios (Fuente: Babu)


Y además debido a la divinidad el río, sus aguas permiten limpiar los pecados de los peregrinos. Paradójicamente sus aguas también son reconocidas mundialmente por su peligroso contenido de bacterias (solo comparable con la leche pasteurizada).



Entonces me encontraba allí, en India, en las orilla del Ganges, viendo a cientos de indios lavándose y rezando en sus aguas, con los ojos cerrados enfrentando el sol.


Era el amanecer y todos los colores eran hermosos.


De repente pensé que había viajado colgado del tren con mil indios. Había comido Thali todos los días con la mano y había compartido muchísimas de sus costumbres diarias. Hasta algunos días había vivido con menos de un dólar.

Sumergirme en las aguas de este río era lo único que me faltaba pare recibirme de Indio.



Me descalcé, y metí los pies en el agua. El agua era tibia y estaba llena de florcitas y basuritas (Eddy Ficio) pero dentro de todo no era marrón sino casi transparente


- Bueno... vamos a hacerla completa


Salí del agua y me saqué los pantalones, la remera y me volví a sumergir. Si bien era el único turista nadando allí, los indios no me daban bola, estaban con los ojos cerrados rezándole al Sol con el agua hasta la cintura. Nade un rato, hice la plancha y finalmente salí.


Me vestí y traté de percibir si estaba más espiritual, pero no. Me sentía bien y refrescado pero de ninguna manera me sentía libre de pecados.


Llegué al hotel y noté que algo olía muy mal, como a papas podridas. Revisé abajo de la cama y dentro del ropero hasta que descubrí que olor a Munra lo tenía yo! Era inmundo.



Me metí en la ducha y me bañé como nunca me había bañado en mi vida. Me fregué y me fregué durante una hora. Cuando ya no daba más y estaba por salir me olí el brazo y seguía apestando. Me lavé dos horas más hasta que tenía la piel roja como un sioux.


Cuando finalmente salí de la ducha, me sentía liviano, cristalino y distinto.


No se si estaba libre de pecados, pero ahora sin ninguna duda, estaba totalmente limpio.


De Varanasi viajé a Delhi, la última ciudad que visitaría en India.


En Varanasi había recibido un mail de Stephane, diciéndome que había “terminado con sus cosas” y me preguntaba si nos podíamos encontrar. Como yo seguía ofendido y no quería viajar con él, le dije que nos podíamos encontrar en el aeropuerto el 19 de febrero que es cuando yo tenía mi vuelo de regreso.

Extrañamente me respondió que allí estaría.



En el tren yendo a destino, compartí el vagón con un turco llamado Junet.

Era muy sociable y nos quedamos hablando toda la noche. Tenía 34 años y me contó que era licenciado en Filosofía, igual no por nada existen las canas y las arrugas por lo que supe que no era cierto. De todas formas me cayó muy bien.


Cuando llegamos a Delhi decidimos con Junet buscar un hotel juntos y descubrí que, para mi total sorpresa, era mil veces más rata que yo. Peleaba los precios con una brutalidad tal que los indios realmente se ofendían (y con razón). Obviamente después de mucho buscar encontramos un hotel ridículamente barato y grotescamente inmundo.


Fuimos a cenar juntos y Junet me llevó a un lugar que él conocía y recomendaba. Nos metimos en un callejón donde apenas pasaban nuestras hombros y caminamos a oscuras hasta que encontramos un antro donde vendían Chop Mien.


- Esto en un restaurante cuesta el doble – me explicó – por qué? Solo porque te dan una mesa y una silla, pero la comida es la misma!


Nos sentamos en el suelo en plena oscuridad y creí ver unas ratas corretear solo a unos metros de donde estábamos. De repente sentí una comezón por toda la cintura. Terminamos de comer, volvimos al hotel y descubrí que me habían morfado las pulgas.



Más allá de todo, con Junet nos volvimos inseparables. Le encantaba charlar y yo también lo disfrutaba. El único problema es que él viajaba con un presupuesto bastante inferior al mío y a veces eso nos chocaba. No iba a los templos, no entraba a un restauran, no gastaba una rupia en nada, excepto hotel, comida en la calle y cigarrillos.



Junet me vino bárbaro para comprar regalos. Me acompañaba y me peleaba los precios de una manera impecable. A veces me daba vergüenza porque se volvía agresivo y mal educado. Varias veces los indios nos echaban de los negocios a los gritos.



Como dije antes, Junet era tan rata que con una bata y un bastón sería Splinter. Pedía descuento hasta cuando comprábamos una galletita de 2 rupias.


En India hay mucho limosnero. Rengos, viejitos y chicos que viven de dadivas. Y si bien dan mucha pena a veces son muy pesados. No se imaginan la brutalidad con que los espantaba mi compañero turco.


- Chalo!! Chalo!!! – les gritaba y los espantaba con los brazos. A mi me daba un poquito de gracia pero a veces era demasiado.



Como durante 40 días yo había gastado menos que lo estipulado ahora podía darme el lujo de vivir un poco más dignamente y allí fue cuando me acordé del chileno y de cómo se había adaptado a viajar con Juan, el Gato y conmigo.

Comprendí entonces, por experiencia propia, que cuando se viaja con otra persona es más fácil adaptarse a presupuesto más alto, que adaptarse a un presupuesto más bajo.



Me incomodaba un poco que yo pudiera gastar más que el turco, por lo que a veces intencionalmente me desencontraba con él y almorzaba solo y tranquilo.


Y allí me acordé de Stephane. Si para mi fue duro viajar una semana con Junet, no me quiero imaginar el esfuerzo del francés en viajar 10 meses conmigo.



La mayoría de los sacrificios de nuestros seres cercanos nos pasan por al lado sin tocar bocina.


La última noche lo invité a comer a un restauran lindo y lo noté realmente emocionado. Con los ojos brillosos Junet me dijo que yo era su mejor amigo de India y descubrí que era recíproco.



En mi último día en India terminamos de comprar todos los regalos, me despedí con un gran abrazo de Junet y me tomé un taxi al aeropuerto.

Durante este año visité varios países e India fue el más pobre, sucio y sufrido de todos, sin embargo, inexplicablemente, fue el único país en el cual juré que volvería.

El tiempo dirá si cumpliré esa promesa.


Y finalmente, medio avergonzado, debo admitir, que hoy me siento un poco más espiritual…


...

..

.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

hola amgos!

disculpen que el capitulo salio medio a las apuradas. y por ejemplo no se por que los parrafos estan con doble espacio. Despues en argentina los emprolijo. EL proximo capitulo (el ultimo) lo voy a escribir desde Londres!!!! donde tengo una conveniente parada de 12 hs!

bueno, amigos, les mando un abrazo y nos vemos en menos de dos dias!!

elratonperez@domisdientes.com.ar dijo...

"Junet era tan rata que con una bata y un bastón sería Splinter"
JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!
Muy buen capitulo!
No puedo evitar ponerme triste al pensar que todo concluye al fin, nada puede escapar; todo tiene un final, todo termina...
Aunque pensandolo mejor, todo ocaso es el anticipo de la llegada de un nuevo dia. Ya estoy mas contento.
Lobo

Anónimo dijo...

Todo se termina y falta poco para el regreso , pero eso significa quetambien falta menos para una nueva partida( que filosofico)
Y vos lobo choto, no vengas a este blog de viaje a comentar ya que vos tambien estas de viaje , a hacer un blog carajo

Unknown dijo...

Te tengo que decir que antes de leer este nuevo capítulo, mire primero los comentarios, y me preocupe al ver que habías tenido que escribirlo a las apuradas. Pero tal como dijiste “a veces las bajas expectativas nos juegan buenas pasadas” la verdad es que fue un capítulo genial, con muchas cosas que ameritan ser comentadas:
Primero, se nota que recién te habías comprado la cámara, sino a nadie se le hubiera ocurrido sacarle una foto al plato, aunque eso te termino jugando a tu favor. Te falto poner la dirección y el nombre del restaurant, de forma tal que sea una verdadera reseña gastronómica. ¿Les dijiste que escribías para Argentina y por lo tanto la página estaba en español? Tal vez nunca se van a enterar que les mentiste y van a vivir contentos sabiendo que su humilde lugar es conocido en todo el mundo, y si llegan a conseguir a alguien que hable español, al menos van a saber exactamente lo que paso. De todas formas me pareció muy correcto que hayas dejado una propina equivalente a lo que habías gastado.
Segundo, obviamente sos un pésimo actor, ya que la única vez que lograste hacerte pasar por un crítico, fue esa única vez que no lo intentaste…
Tercero, el suizo fue un inconsciente total, de haber sabido que eras argentino jamás te hubiera dejado sus cosas.
Cuarto, ahora me quede con muchas ganas de ver Slumdog Millonaire, si no llega a gustarme vamos a saber que fue porque me la inflaste demasiado. ¿En qué idioma viste la otra película? ¿Esta estaba en inglés y la otra? ¿Acaso la viste en hindú?
Quinto, no puedo ni imaginarme lo que habrá sido esa fantástica travesía de 3 días por el desierto, debe haber sido mágico, sentirse como si fueras protagonista de uno de los cuentos de las mil y una noches (supongo, aunque no lo leí).
Para terminar, ya que se me está haciendo muy largo. Solo a vos te podía pasar que te fueras a la frontera con Pakistán en un momento que estaban movilizando tropas y bajo la advertencia del suizo.
Lo dejo acá pero hay mucho más que decir, viste el Taj Mahal, te bañaste en el Ganges ¡increible!
Nos vemos en dos días.


Matías

Pd: Como vivo viajando en tren y subte me encanto la frase “la percusión cardiaca de los vagones del tren en las vías” todo un poeta.

x dijo...

Grosso!

Anónimo dijo...

fizu... llegando al final de tu viaje veo con asombro que los estereotipos de nacionalidades se cumplen bastante:

Chino: Sucio
Turco: Rata
Argentino: Se las sabe todas (pero en realidad no sabe nada)
Ingles: Rival
Español/a: Joda
Malayo: Con leyes duras (tambien chorro y mentiroso)
Frances: Puto

no se cual es neozelandes

Anónimo dijo...

un gran viaje y sin lugar a dudas el mejor blog viajero que lei en toda mi existencia.
No veo la hora de que vuelvas a agarrar tu pasaporte!!!!
espero que hayas puesto voluntad con los generos que pedi a ultimo momento!!!
buen viaje amigo!
Nos vemos el sabado ;)

Anónimo dijo...

Jajaja ya me parecía que había algún problema con eEvitar Pakistan yendo hacia el noroeste :D
(igual pakistan a la derecha?)

Igual yo considero que el suizo sí estuvo muy cerca de perder el equipaje, teniendo en cuenta que le dejó los bolsos a un argentino, las probabilidades le jugaban en contra...

Lo del Taj mahal negro, lo explican en un documental que hay dando vueltas por Discovery, al otro lado del río hay una fuente, en la que, cuando tenía agua, se veía un reflejo negro del taj mahal.

Che y no viste fiambres navegando el Ganges? siempre escucho que mandan a los muertos en una balsa, sin cremar.
(por qué se dirá cremar, y no directamente quemar? que tiene más sentido. Siempre me pregunté eso de chico)

Te veo mañana, mi amigo aventurero!

Anónimo dijo...

Excelente post.

Me llamo Indiana Jones y me dijo que es fan del blog. Le apasionan tus aventuras.

Si largan a los fiambres al rio sin cremar, o descremados, se explica la baranda.

Muy copado como te ayudo esta amistad a entender lo que les paso a otros con vos, como el Taj Majal negro visto desde el blando (no se si me salio bien la metafora.)
¿Eso te hace valorar mas a Stephane ahora?
¿Te volviste espia argento?

Anónimo dijo...

hola! si bien paso mucho tiempo, procedo a responder los saludos en el caso de que algun dia alguien se meta. ahi va:

pablito: jajaj, te gusto lo de splinter? igual ahora que leo la oracion gramaticalmente es asquerosa!
Lobito! ya falta nada para que vuelvas!

morseta: si, posta, el lobo esta re desaparecido!!

matias: no hay nada que te pueda responder que ya no te haya dicho porque ya nos vimos varias veces, y encima te estoy viendo mañana en clase. Asi que nada! :) Cualquier cosa te llamo! :)

hugo: grassia!

martincito: jajaja totalmente deacuerdo! Che, guarda con las puteadas que Stephane leia el blog parece!

alelita:gracias amiguita, igual cuantos blogs viajeros has leido en tu existencia? y es mas, cuantos blogs has leido? :)

bueno, el genero ya te lo di, y sí le puse volutad, asi que espero que te haya gustado!!!

beso grande!!!! y gracias con el tema de mi vereda chota!

peteruza: ahhh, mira vos, no sabia lo de la fuente. Tal vez me ponga cablevision. veo que uno puede aprender cosas interesantes. vos y la morsa son un claro ejemplo de ello.
no vi fiambres sin cremar. vi cuando los quemaban. Seguramente cremar venga del latin o algo asi.
Nos vemos por ahi!

Yi: hola! finalmente te saludo por el blog. Si, la amistad con Junet me hizo entender muchisimo el esfuerzo de Stephancito. Lastima que no lo pude expresar bien y por eso el pobre frances se comió tantas puteadas y burlas. igual lo del espionaje fue demasiado! :)

abrazo para todos y gracias por los saludos!

x dijo...

De nada. Es la pura verdad.