Después de vivir, trabajar y luchar un mes en Blenheim, la ciudad de los viñedos, emigramos a Kaituna Valley, el valle de la Iluminación donde vivimos bajo constante lluvia durante otro mes. Finalmente nuestro más anhelado sueño se había cumplido y habíamos conseguido dos puestos de trabajo en una lechería, tambo o Dairy Farm. De todas formas nos esperaba una sola sorpresa más...
Bigotes.
Me refregué los ojos, ya que no podía creer que una mujer tuviera bigotes, y cuando la volví a mirar me tranquilicé al ver que había sido todo producto de mi imaginación.
Como había explicado anteriomente, Carol, trabajaba para Frenz, que es una empresa que actúa como intermediaria entre empleados y lecherías.
- Entonces están preparados para empezar a trabajar? - nos preguntó cual animadora de cumpleaños infantiles.
- Por supuesto! - respondimos al unísono, cual chicos en cumpleaños infantiles.
- Muy bien. Aquí tienen todos los datos de su nuevo jefe, llamado Tony. - nos dijo entregándonos una hoja de computadora. - Solo tienen que tomarse un micro e ir para allá. Yo ya hablé con Tony y los está esperando ansioso.
- Ah, yo pensaba que la Dairy Farm estaba acá en Ashburton. - le comenté sorprendido cuando leí la dirección que figuraba en la hoja.
- No, la granja está en Invercargill.
- Y dónde queda eso? - preguntó Stephane, mientras que se volvía a ajustar la cuerda del pantalón.
- En la loma del orto – hubiese respondido Carol si hubiese tenido un ataque de sinceridad, pero como no lo tuvo solo se limitó a responder
- En el sur. - Despues nos fijamos en un mapa y vimos que Invercargill es la ciudad más austral de NZ!
- Tienen ropa de abrigo, chicos? Tal vez haga un poco de frío.
La nueva ubicación de la granja fue un cachetazo de revés con guante de goma. Invercargill está a la misma latitud de Santa Cruz, y encima estábamos en invierno, ir hacia allá era un suicidio climático. Sin embargo estábamos jugadísimos (como el segundo casette de Cris Morena), ya que habíamos renunciado al trabajo de Kaituna Valley y en Blenheim eramos consideramos como "podadores no gratos". No teníamos opción, salvo comprar dos pasajes e ir hacia el sur.
Fuimos a la terminal y el pasaje costaba 110 dólares cada uno. Hicimos un recuento de todos nuestros billetes y monedas y llegábamos a 36 dólares con 75 centavos. Hicimos otro recuento y nos dio 35 con 50. Literalmente la plata se nos escapaba de las manos.
El gran problema es que ahora no contábamos con la tarjeta de crédito de Stephane, quien había tenido que cancelarlas. El banco le tenía que mandar las tarjetas por correo desde Francia, pero no era tan fácil como parecía, pues cada dos por tres cambiábamos de dirección y con tanta lluvia habíamos estado medio descomunicados.
De repente me acordé que, escondidos en la mochila, tenía 800 pesos (mi último sueldo) y 60 euros (propina de un asado porteño ofrecido a unos holandeses). Esas eran mis reservas para cuando volviera a Argentina hasta que pudiese nuevamente generar dinero, sin embargo más en el horno echale agua, fui al banco y cambié todas mis divisas por dólares neozelandeces, y con eso compramos los dos pasajes.
Esa noche tuvimos que dormir en Ashburton y como nos había quedado un vuelto nos clavamos una pizza re piola.
Al día siguiente bien temprano, nos subimos al micro y encaramos hacia nuestra nueva ciudad. El viaje era de unas 11 horas y otra vez, como tantas otras veces, y ya un clásico de este viaje, mirar por la ventana y pensar.
Stephane miraba su reflejo en el vidrio y pensaba si le quedaría bien tener ojos azules. En el asiento de al lado, yo me imaginaba corriendo super rápido, a la misma velocidad del micro, con una katana en mis manos, cortando todos los árboles y los postes de luz que nos cruzábamos. Lo que se dice, dos pensamientos profundos.
Llegamos a Invercargill y allí nos esperaba una frío impresionante y la mujer de Tony.
- Hola, soy Tracy! – nos saludó la agradable mujer, de unos 37 años, ojos claros, cabello rubio y un rostro muy bonito
Nos subimos a su auto y nos dirigimos a la granja.
- Chicos, gracias por venir. No se imaginan cuanto necesitábamos una mano, porque contábamos con 3 empleados, y uno de ellos, se fue hace dos semanas diciendo que su madre estaba enferma pero que él volvería pronto. Lamentablemente descubrimos hace unos días que era todo mentira y que no va a volver. Encima esperábamos a otro empleado de Nepal que tuvo problemas con su VISA y, lo peor de todo, estamos en la época del año donde la mayoría de las vacas están pariendo. Así que estamos sobrepasadísimos de trabajo! Realmente tuvimos dos semanas muy muy duras... Freddy, realmente vamos a necesitar tu experiencia en ganadería. – y aquí creo que me olvidé de comentar un punto medio importante. Como yo veía que se estaba haciando muy difícil conseguir trabajo, cada vez que mandaba un curriculum me tomaba un poco más de libertades a la hora detallar mis habilidades y aptitudes. En los últimos CV que había mandado, puse que había trabajado toda mi vida en mi granja ganadera. Luego cuando Carol (la empleada de Frenz) me llamó, me hizo algunas preguntas sobre mis tareas en esta y, podríamos decir, que exageré un poco. Por eso cuando Tracy tocó el tema, me parecía un poco precipitado confesar que mi experiencia laboral en ganadería se limitaba solo a pagar algunos impuestos, hacer apenas algo de papelerío y comer sanguches de miga con el contador y administrador de la granja, en pleno centro porteño.
Después de una media hora llegamos al campo y conocimos nuestra nueva casa y a nuestro nuevo mejor amigo, Abdi, de Kenia, el Musulmán.
Con respecto a la casa puedo decir que era sin duda el mejor lugar que habíamos habitado en NZ. Si bien esto no es mucho decir ya que nuestra primera casa en Ashburton (con las papas) había sido apenas más que una cucha de perro, y en Blenheim la compartíamos con un ratón, cucarachas y demás alimañas. Más allá de todo, esta nueva casa era enorme y muy linda, ya que había sido el hogar de los antiguos dueños del campo. Tenía como 5 habitaciones, una leñera, chimenea, un garage enorme (al pedo porque no teníamos ni una bicicleta para guardar), tv, dvd, y muchas cosas más.
Con respecto a Abdi, era un muchacho muy flaquito de 33 años. Como era de Kenia, su piel era de color negro como el mar en la noche, y su sonrisa tan blanca como la espuma de las olas del mismo. Tan radiante y blanca que Julián Weich la podría haber usado para el Desafío Ala.
Abdi era muy religioso. Rezaba 5 veces al día y leía el Corán. Había llegado a Nueva Zelanda solo un año atrás. Antes había trabajado 11 años en Arabia Saudita, en la Dairy Farm más grande del mundo (con unas 50.000 vacas).
Para que se den una idea, nuestra granja tenía 1000 y era la más grande de la zona.
A los pocos minutos de haber llegado, apareció Tony, un rubio grandote bien neozelandés de unos 40 años.
- Hola muchachos!! Gracias por venir! Vengan que les muestro la granja.
Nos subimos a un cuatriciclo y empezamos con el recorrido. Lo primero que hizo Tony fue empezar a hacerme preguntas sobre mi experiencia en ganadería. Yo la piloteaba como mejor podía.
- Sabés manejar tractor? – me preguntó
- Ehhh... no.
- Cómo no? Sos granjero y no sabés manejar tractor? – me preguntó riendo.
- jaja – reí yo con tristeza – es que el tractor que teníamos lo tuvimos que vender.
- Ah, lo siento... y sabés manejar moto, no?
- No, es que en Argentina usamos caballos – respondí rápidamente, ya perfeccionándome el arte de la justificación.
- Caballos? Guau, qué interesante!
Seguimos con el recorrido y conocimos la sala de ordeño (como su nombre lo indica donde se ordeñan a las 1000 vacas dos veces por día). También nos mostró varios galpones y lotes con distintas categorias de animales.
- Estas son las vacas con las experimentamos I.A.
- Inteligencia Artificial?! – pregunté entusiasmado.
- Eh... no, Inseminación Artificial...
- Claro, claro... Inseminación Artificial.
Una vez finalizado el tour de la vergüenza, volvimos a la casa con Tony
- Abdi, ahora no vas a poder quejarte que estás solo – bromeó nuestro jefe
- Hahaha, no. Por suerte ahora tengo dos compañeros, es muy triste vivir solo.
A continuación Tony abrió una enorme heladera y nos dijo
- Espero que les guste la leche, muchachos, porque pueden tomar toda la leche que quieran.
Y dicho esto abrió un freezer lleno hasta la manija de pancetas, roast beefs, costillas de cordero, bifes y distintas clases de corte de todo tipo.
- Y si quieren también pueden usar toda esta carne gratis. A mi me la regalan los carniceros.
Casa gratis, leche gratis y ahora, carne gratis. Lo último fue demasiado para mi pobre y débil corazón, y por eso fue ahí cuando me desmayé.
Cuando recuperé el conocimiento, Tony ya se había ido y era la hora de la cena (las 19:30). Cenamos con Abdi y descubrimos que era de carcajada fácil. Charlábamos y se moría de la risa. Stephane y yo estabamos contentos porque nos sentíamos el Negro Alvarez y Landrísina.
Abdi nos explicó que el otro empleado era un hermitaño que vivía solo y nunca hablaba con nadie, por eso él se sentía tan solo y hasta nos confesó que por momentos estaba tan triste que consideró renunciar y volverse a Kenia, donde lo esperaban su mujer y dos hijos.
- Pero ahora estoy feliz, porque vivimos juntos, my friends! - (100 % textual).
Nos miramos con el francés emocionados y no pudimos evitar levantarnos de la mesa y abrazarlo al cantito de
- Te queremos, Abdi, te queremos ! Te queremos, Abdi, te queremos !
Luego levantamos la mesa, lavamos los platos, miramos “New Zealand got talent” en la tele y nos fuimos a nuestro cuarto para acostarnos si bien todavía no había atardecido del todo.
En la habitación encontramos dos overoles que Tracy nos había dejado para que usáramos al día siguiente para trabajar. Fue un momento simbólico.
Nos los probamos y todavía recuerdo la felicidad y alivio que experimenté. Nuestros jefes eran super amables y simpáticos. Abdi era un amor de persona. El campo y el establecimiento estaban geniales, la paga era buenísima y teníamos leche y carne gratis !! Nada podía haber salido mejor. Y encima los overoles estaban re cancheros. Como parecíamos dos raperos, saltamos arriba de la cama y empezamos a cantar raps de Cipres Hill y Vainilla Ice y reguetones de La Secta y Eddi Dee. En medio de cancioes, saltos y guerras de almohadas vi que Tony, en moto, desde afuera de la casa, nos miraba por la ventana muy extrañado, solo a unos 30 metros de distancia. Automáticamente hice Sempo Kaiten y aterricé en el suelo, escondiéndome para que no me viese, pero Stephane, que seguía bailando y saltando en la cama, de espaldas a la ventana, no podía ver a nuestro jefe.
- Stephane ! – grité desesperado – escondete que Tony nos esta viendo! – el francés, sorprendido, dio media vuelta, lo vio a Tony y pegó un salto espectacular aterrizando de panza en el suelo. Nos quedamos allí, cuerpo a tierra, debajo del marco de la ventana un tiempo prudencial, hasta que varios minutos después pispié por la ventana y vi que Tony se había ido.
- Espero que no nos haya visto, porque va a pensar que somos dos imbéciles – dijo ciertamente Stephane.
Al día siguiente, a las 4 de la mañana, Abdi nos despertó delicadamente
- Disculpen, my friends. Tenemos que ir a trabajar.
Nos levantamos de la cama y todavía con los ojos cerrados desayunamos como pudimos.
- Yo tengo que ir yendo para encender las maquinas, nos vemos en la sala de ordeño en 15 minutos.- indicó Abdi.
Nos pusimos nuestros magníficos overoles y equipo impermeable, no porque lloviera sino porque todo el tiempo uno se la pasa limpiando con mangueras de ultra presión.
Llegamos a la sala (siempre en plena oscuridad) y las vacas empezaron a entrar. La sala de ordeño es como un galpón finito y largo de unos 70 metros con dos pasarelas por donde pasan las vacas y un pasillo bajo nivel donde trabajamos nosotros. Nuestra tarea consistía en hacer entrar a las 50 vacas (una detrás del otra) en la pasarela hasta que no se puedan mover.
Luego les ponemos como unas aspiradoras en las tetas para extraer la leche. Unos 10 minutos después retiramos las mencionadas pezoneras, abrimos la puerta de la pasarela, las vacas salen, y empujamos a un nuevo grupo de 50 vacas para ser ordeñadas.
Parece fácil, salvo por el datalle que estos animales pesan 600 kilos, y muchas veces no quieren ser ordeñadas.
La primera víctima fue Stephane, quien como tenía brazos cortos, cual Tiranosaurio adolescente, tenía que ubicarse casi entre las patas traseras del animal. Solo a los 20 minutos de haber empezado escuché un grito de horror, alarmado lo miré a Stephane y vi que tenía el hombro y el pecho lleno de mierda. Una vaca lo había cagado.
Totalmente asqueado el pobre francés trababa de limpiarse con una manguera y el remedio era peor, ya que como todo era con alta presión de agua, se terminó empapando.
Yo todavía me reía cuando escuché un ruido asquerosos y sentí algo en mi espalda. Una vaca me había cagado desde atrás. Nos sentíamos como en una trichera de la Primera Guerra Mundial, nos atacaban por los dos flancos, si nos descuidabamos un segundo recibíamos un chorro enorme de mierda o de meo. Era super estresante. Encima, a veces, las vacas nos pateaban, o no se querían mover. Además como teníamos que ordeñar en solo 4 horas no menos de 1000 vacas, teníamos que hacerlo todo rapidísimo, lo que aumentaba el grado de locura de toda la situación.
Cuatro horas después habíamos terminado. Estábamos agotados como nunca en nuestra vida y, desde los pies hasta la cabeza, totalmente tapados en mierda.
- Muy bien, my friends. Trabajaron muy bien. Ahora vayamos a desayunar que luego tenemos que hacer muchas cosas.
Volvimos con Abdi a la casa, a las 9 de la mañana y tuvimos el segundo desayuno. Descansamos media hora y comenzamos con la segunda fase del día, que consistía en recolectar a los terneros recién nacidos y alimentarlos.
Nos subimos a un cuatriciclo con un trailer enganchado atrás y fuimos a un potreto donde estaban todas las vacas parturientas. Si bien los pequeños terneros recién nacidos, apenas tenían un día de vida y todavía estaban mojados por la placenta, corrían como endomoniados, y era muy difícil atraparlos. Como Abdi manejaba el cuatriciclo era nuestro trabajo con Stephane correrlos, inmovilizarlos, cargarlos y meterlos en el trailler jaula. Me sentía un policia reprimiendo en una manifestación. A veces nos caíamos porque estaba todo embarrado y además porque no teníamos experiencia en el arte del rodeo. Una vez que agarrábamos a uno, este pateleaba y mugía como loco. Stephane les tironeaba brutalmente de la cola (realmente enojado y puteando en francés) y yo trababa de neutralizarlos con judo, sumo, yoga, psicología inversa, hipnosis o lo que fuera. De todas formas era imposible. Abdi, mientras tanto, no paraba de reírse.
Lo peor que una vez los metíamos en la jaula, la madre vaca nos empezaba a correr, así que teníamos rápidamente subirnos a la moto y huir con todos los terneros.
Una vez secuestrados los bebes, los llevábamos a un galpón donde les enseñabamos a tomar una leche especial, de la cual hablaré después.
A eso de las 12 terminamos con esta parte y volvimos a la casa para almorzar y descansar un poco. Y a las 14 otra vez comenzamos con el segundo ordeño, idéntico al primero.
Terminamos de trabajar a las 18:30. Algo más de 12 horas por día, y nos pagaban 10 dólares la hora. Así que un día hicimos 120 dólares!!
Estábamos tan felices! Si bien el trabajo era durísimo nos divertía mucho, y ahora realmente podíamos hacer planes porque acá no importaba si llovía o nevaba, trabajabamos 8 días seguidos y luego 2 días de franco, siempre, sin excepción.
Pasaron así unos fabulosos días hasta que una tarde me encontraba ayudando solo a Tony con la vacunación de unas vacas, quien seguía preguntándome sobre mi granja y como trabajamos en Argentina.
- Cuántos animales tenés? – me preguntó y en ese momento dedicí decirle la verdad.
- Ahora no tenemos ningún animal, Tony. Cuando mi viejo falleció dos años atrás tuvimos que vender todos los animales para pagar un montón de deudas. – Tony me miró de una manera muy extraña.
- Nueva Zelanda y Argentina trabajan de manera muy diferente. Por ejemplo mi familia y yo no vivimos en la granja, vivimos en la ciudad...- continué
- Ah... entonces vos nos sos granjero? – preguntó muy sorprendido (100% textual)
- No... en realidad no.
Habíamos empezado a trabajar un lunes de mediados de Agosto, y estábamos en nuestro primer sábado. En un momento del día, Tony se me acercó en moto, y me dijo
- Freddy, quieren venir a cenar esta noche a casa?
- Sí, seguro...les digo a los otros?
- No, solo Stephane y vos. Nos vemos en mi casa a las 7. See you!
A la hora del almuerzo, sentados en la mesa con Stephane y Abdi, comenté
- Tony nos invitó a comer a vos y a mi, Stephane.
- En serio? Qué bueno!
- Es común que Tony y Tracy inviten a sus empleados a comer? – le pregunté a Abdi.
- No, desde que estoy acá nunca invitaron a nadie. Es más, yo no conozco su casa, pero con ustedes es diferente, porque ustedes les caen bien.
- No creo, Abdi. Vos tambien les caés bien. – dije no muy convencido.
Cuando Abdi dejó unos minutos el comedor para ir a rezar a su cuarto, Stephane me susurró muy despacio y seriamente
- Sabés por qué nos invitan a comer?... porque somos blancos. (100% textual)
Yo sonreí por la ácida observación de Stephane, pero mi sonrisa era triste. Fue la sonrisa más triste que tuve en mucho tiempo porque sentía que había sido todo un sueño y en solo unas horas me despertaría. Si bien no le dije nada a Stephane, ya que desde que Siva le robó las tarjetas temía por su salud cardíaca, yo sospechaba la razón por la cual Tony nos invitaba a cenar... nos invitaba para despedirnos...
Y lamentablemente no me equivocaba.
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10 comentarios:
Hola amigos!!! Mil disculpas por no respetar la agenda de cada sabado un post. Para compensar, encontre un par de fotos del tambo que le habia mandado por mail a mi flia. La foto de la sala de ordenio la baje de internet pero es parecido a donde trabajabamos nosotros.
Mil gracias por los saludos! Y atentos, que el final del viaje en NZ esta cerca!!!
abrazo para todos
Fizu
Noo, en serio los rajaron. Este relato es una montaña rusa de emociones, Te lleva de la alegria a la tristeza en menos de 10 segundos.
Fizu querido se te extraña por aca.
:)
:(
:)
Es que la mentira tiene las patas más cortas que la de las vacas.
"Casa gratis, leche gratis y ahora, carne gratis."
Obviamente no podia durar demasiado...
No puedo parar de reirme con tu blog.
Te mando un abrazo enorme.
El Beto Tony.
Fizu... cuando vuelvas espero encontrarte con una larga barba blanca... estas desventuras te deben estar haciendo un hombre mas sabio. Tambien espero que podamos hacer un disco conceptual de tachdaun contando esta aventura
Fizu, no puedo creer que los haya echado, obviamente es muy grave el hecho de que les hayas mentido, pero a su vez tendrían que haber sabido apreciar que les dijeras la verdad, no es que ellos te descubrieron sino que en un gran gesto decidiste confesarr.
Contrariamente a lo que puedas llegar a pensar Invercargil es una de las pocas localidades de NZ que he oido nombrar, no sé si alguno la habrá visto, pero alli transcurre parte de un film de Anthony Hopkins, "Sueños de Gloria" en inglés creo que es "The fastest indian" Es un film excelente.
Me fui totalmente de tema, la otra cosa que me faltaba decirte, a pesar de lo bueno que suena el trabajo en el tambo (para mi sería una pesadilla estar laburando 12 horas desde las 5 de la matina, bombardeado por vacas y luchando contra terneros endemoniados) la poda de duraznos se me hacia mejor, sacaban unos U$D 100 por día y gastaban solo 15 en alimentos, es un muy buen negocio, además podian trabajar con toda la pachorra dle mundo, tranquilos, con el mp3 y por sobre todas las cosas sin correr el riesgo de que los caguen (literalmente). Aunque la lluvia les representara un gran problema si ya habían llovido 30 días segudos ¿cuanto más podía llover?
Matías
hola amigos!!!!!!
FEliz navidad para todos!!!!!
Procedo a saludarlos!
morsino: si, fueron momentos intensos pero no hagas que te lo cuente por aca! Me muero por jugar un heros clix. Estuve pensando alguna combinaciones de muniequitos paa vencerte!
daviton: mientras que la ultima sea una :)
Juliano: no podes estar mas en lo cierto. che, a vos lo unico que te falto es laburar en un tambo... igual ahora que lo pienso no se lo deseo a nadie.
anonimo?: Beto tony?.... LOBO!!!!!! JAJAJAJ
Si, lo de la panceta gratis ya era grotesco. No te imaginas como morfamos.
Te mando un abrazo lobinio!
Ah, che, no te voy a ver en Febrero. Te vas antes?!
duende del bosque chocolate encantado de conocerlo mucho gusto buenas tardes informales: bueno, la barba no la tengo blanca, pero justo ayer me descubri un monton de canas!! Primero tenemos que hacer el disco conceptual de Terminator II. Ahh, la foto de los mamelucos no te hizo acordar a Electro Porter, la mejor banda del mundo que nunca existio?
Galimatias: aquella peli que decis la alquilamos y la vimos todos juntos en Blenheim, la ciudad de los viniedos. Me acuerdo que la empazamos a mirar con Kumar, Stephane, Siva y todos los chilenos. En realidad yo me fui al cuarto a trabajar en los numeros y los graficos sobre la productividad podadora. En aquel entonces estaba obsesionado con eso.
Con respecto a los duraznos te cuento que sacabamos un poco menos de 100, algo asi como 90, y recorda que son dolares neozelandeces. que valen un poco menos. Y el tema de la lluvia era muy peligroso. Si llueve un mes seguido, tranquilamente pueden llover 40 dias seguidos. Cuando surgio lo del tambo fue una oportunidad que no podia dejar pasar. Es verdad que gastabamos muy poco en comida pero era una tortura. Todos mis preciosos kilos que habia lobrado aumentar con las papas y con los kiwis, los perdi con la sopa 3 verduras.
Y por ultimo, acordate que el tambo me servia para aprender. Y si a eso le agregamos leche y carne gratis ya no hay manera de balancear la ecuacion. El tambo gana por lejos! Igual, obviamente, es super subjetivo.
Abrazo!!!
ah, seguiste con ingles este anio?
bueno, amigos, mil graias por los saludos y sigo respondiendo los del proximo capitulo!
fizu
Sometimes when you win, you really lose, and sometimes when you lose, you really win, and sometimes when you win or lose, you actually tie, and sometimes when you tie, you actually win or lose. Winning or losing is all one organic globule, from which one extracts what one needs.
Gloria sabe!
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