domingo, 1 de mayo de 2011

Capítulo 12. Orsai, Bujías, Campamento y Adiós. (Última Parte)


Si bien Juan y yo nos levantamos a la mañana siguiente de muy buen humor, los participantes de la orgía, una vez pasada la borrachera, estaban muy avergonzados y no decían ni una palabra.
Desarmamos las carpas, tiramos todo en el baúl de la camioneta y nos despedimos unos a los otros fríamente. Era muy raro.
Justo antes de subir al auto María me apartó y empezamos a charlar en voz baja sobre la noche anterior. Stephane, a solo unos pocos metros, nos miraba de reojo un poco incómodo y molesto.
- No se qué pasó anoche - dijo María.
- Ya está, no importa.
- Es que a veces uno toma alcohol y no piensa lo que hace.
- Todo bien, María.
- No, no entendés. Es que yo pensé que anoche querías estar conmigo. Vos me gustás.
En realidad me hubiese gustado explicarle que a mi también me gustaba y tenía muchísimas ganas de estar con ella, pero no con el culo peludo de un francés a 20 centímetros de mi cara. Sin embargo decirle eso en inglés me resultaba medio difícil, y además ya no tenía sentido. Por lo cual solo pude decir
- Adiós María.

Y nos despedimos exactamente de la misma manera que nos conocimos, estrachándonos las manos y mirándonos fijamente a los ojos. Habíamos estado conviviendo un mes, intentando estar juntos y sin nunca darnos un solo beso.
Juan, Stephane y Antoine ya estaban en la camioneta, me subí y encaramos para Christchurch.

Viajamos dos minutos en silencio hasta que Juan se empezó a reír y a comentar la escena de "Arreté, Antuán, Arreté".
Ninguno se pudo contener y estallamos en carcajadas. Ya éramos todos amigos otra vez.
Pusimos música y cantando y riendo llegamos una hora más tarde a Christchurch, adonde nos dirigíamos para comprar nuestra nueva camioneta para poder ir a Tauranga para trabajar y jugar al rugby en el Club de Bigotes.

Una vez en la ciudad fuimos a la calle donde todos venden sus camionetas usadas. Nosotros buscábamos una Van (tipo Scooby Doo) pero eran todas una porquería, todas costaban arriba de 3000 dólares y eran horribles. Encima todos los mochileros y hippies que las vendían vivían dentro de las camionetas y eran un asco. Todas estaban llenas de ropa sucia y mal olor. Sin embargo en un momento entramos al local de un mecánico que se llamaba Joe o John (nunca lo supimos) y que, semiológica e irónicamente, también tenía bigotes.

Joe o John nos mostró la única camioneta que tenía en venta y era realmente hermosa. Una Toyota con cambios automáticos modelo 90. Estaba impecable, todo eléctrico, dos techos corredizos, calefacción, super grande, super cómoda, era increíble, era amazing. Y además, solo costaba 2400 dólares. No dudamos, fuimos corriendo a un cajero automático, cada uno sacó 800 dólares de su cuenta y volvimos corriendo para comprarla.
Juan y yo nos subimos a la nueva Toyota mientras que Stephane y Antoine se subieron a la vieja y con los dos autos fuimos al galpón de papota a devolver la camioneta prestada.
Llegamos al galpón, dejamos estacionada la vieja y nos acomodamos en la nueva, no sin antes llenar el baúl con unos 70 kilos de papa (no exagero).
Y nuevamente, en nuestra nueva camioneta, los 4 integrantes del Potato Crew con todo nuestro equipaje y 70 kilos de papa en el baúl nos dirigimos a Christchurch a descontrolar la noche por última vez.
En el viaje Antoine comentó
- Tenemos que ponerle nombre a la camioneta
- Un nombre de mujer desde ya – aclaró Stephane.
- Tiene que ser un nombre que no solo describa a la camioneta, sino también el espíritu de nuestro viaje, de nuestra amistad, de nuestros inolvidables días en Nueva Zelanda...
- Qué les parece María? - propuso Stephane.
- Pero no seas pelotudo, hombre - le contestó Juan. Se produjo un silencio en el cual todos concentrados pensábamos nombres.
- Qué tal el nombre... Amazing?

A todos nos pareció perfecto. Nuestra camioneta se llamaba Amazing y todos la amábamos porque era nuestra, porque era especial, tal como la rosa del Principito.
Lo que nadie sabía todavía era que Amazing, como toda mujer hermosa, era un bomba de tiempo.

1 comentario:

Javier Igarzabal dijo...

Eso es Una publicidad al tema de Aerosmith, no ?